
…un día más y hay que ir a trabajar, pero siempre una noche se puede complicar.
Justo esta semana recibí la visita de Papá. Vino del pueblo para hacer arreglar ese maldito auto lleno de problemas que no se decide a cambiarlo por uno más nuevo!
No es normal que papá se quede una semana, o dos como me acaba de avisar!. Siempre viene por un día o como mucho todo un fin de semana, y nunca se queda en casa, casi siempre en lo de mi hermana. Pero ésta semana se queda en “mi” casa!...y por mucho más tiempo del que esperábamos!
Papá es un tipo serio, callado, conservador, entre tantas otras cosas que no se las detallaré ahora. Lo que me preocupa contarles es cómo se tuvo que modificar mi rutina ésta semana para que a él no le fuera tan chocante o difícil enfrentarse a “LA TIA” por primera vez y yendo cada noche al cabaret! Ups!
La última vez que papá me vio sobre un escenario fue en aquella “Gala de Despedida” en el Teatro un día antes de irme de Gira a Brasil bailando Tango y Folklore como Director y Coreógrafo de una importante Compañía de Danzas de Santa Fe.
Papá no sé si estaba tan al tanto como Mamá de mis cambios y de mi nueva “Faceta Artística”, por lo cuál debía ser lo suficientemente cuidadoso para que no se sorprendiera demasiado.
Llamo a Vicente, mi asistente de cada fin de semana y ésta vez sorprendido de que lo estaba necesitando un día miércoles, cuándo en realidad sus días de trabajo conmigo eran los viernes y sábados! Con Vicente evitaríamos que en algún momento de la noche papá se encuentre solo y con La Tía allí adentro.
No había más remedio que armar el personaje de alguna manera y salir apenas se haya dormido.
Miércoles, 10 PM - Papá, hoy tengo que trabajar a la noche así que debo empezar a prepararme.
- Bueno, vaya m´íjo! Yo me voy a poner a mirar tele.
- Llevá el tele a la habitación, asi no te molestamos con Vicente que enseguida vendrá a ayudarme.
- No, me quedo aquí, ustedes hagan lo que tengan que hacer. Cuando se vayan yo me acuesto.
- Ups!..ok!
Me afeité como todas las noches. Busqué mis maletas con el maquillaje y puse todo sobre la mesa, al lado de él, que miraba el partido de fútbol. Como si nada y en completo silencio empecé a transformar mi cara llenándola de bases, polvos, rubores, labiales, pestañas postizas, lentillas de contacto, sombras y purpurinas. Su silencio me incomodaba, y sus miradas de reojo cada tanto aún más.
La Tía empezaba a salir a la luz y por primera vez “el viejo” se enfrentaba a ella.
Vicentito mi “asistonta” llegó justo en el momento en que debía cambiarme! Saludó a papá tan maricona como de costumbre. Papá fue lo más simpático pese a estar tan poco acostumbrado a espectáculos tan “gays”.
Me encerré en la habitación, coloqué mis caderas, mis dos hermosas tetas y elegí el vestido más recatadito posible para que no se impresionara más de lo que esperábamos. Solo me faltaban los zapatos, y la peluca!
Vicente disimulaba su gran interés por el fútbol sentado en el sillón al lado de papá. Hasta escuché que gritaron juntos un par de goles! (Vicentito cuando mira fútbol mira las piernas y los bultos de los jugadores y dice cochinadas que ésta vez supongo que le costó mucho reprimir.)
Yo bastante preocupado aun de lo que pudiera pensar o decir el viejo terminaba los últimos detalles de La Tía. Llamo el Taxi y estoy dispuesto a esperar afuera con el frío que hace pero no allí adentro con el riesgo de que mi padre dijera cualquier cosa.
Oh sorpresa!...cuando salí de la habitación, papá ya no tenía el pijama puesto. Papá se estaba poniendo su tapado y Vicente asesorándolo cuál asistente de imagen!
- Estamos listo dijo el viejo!
- Listos?...perdón, listos para que?
- Listos para ir de Putas…(dijo el Puto de Vicente)
- Cómo listos?
- Invité a tu papá para que venga con nosotras a conocer el cabaret y así ve el show de La Tía.
- MUDA.COM!!! No pude más que mirarlos sorprendido. El viejo acomodándose la corbata solo dijo:
- APUREMOS QUE EL TAXI ESTÁ EN LA PUERTA!
Papá se encargó de apagar las luces y cerrar las puertas de casa con llave mientras yo camino al taxi trataba de estrangular a mi asistente.
Ya era pasada la medianoche y yo vestido de LA TIA en el taxi camino al cabaret con mi viejo y con el idiota de Vicentito. Lo que me preocupaba ya no era que me viera vestido de mujer, sino lo que pensaría mamá cuando se enterara y lo que “las putitas” podían llegar a hacer con mi padrecito debutando en un lugar como ése. (Generalmente son los padres los que llevan a sus hijos a debutar con una Puta…No fue éste el caso!)
Cómo todas las noches me esperaban en la vereda el Oficial del Adicional de esa noche, y el Patovica de Pelotero.
Nunca me costó tanto ponerle actitud a ese momento porque ésta vez bajaba del auto con un señor que para mi desgracia nadie imaginó que era mi padre.
- Buenas Noches Tía! Dichosos los ojos que la ven. (Me dice simpático el Patovica)
- Parece que al fin encontró un viejito con plata que la mantenga. ( Me dice al oído el desubicado del oficial)
- Buenas Noches chicos, Hoy no estoy de humor, así que acortemos los saludos y nada de protocolos. (Con mi mejor cara de orto y entrando lo más rápido que pude)
Vicentito acompañó a Papá hasta el primer piso y por orden mía lo ubicó lo más lejos posible de las Putas y cerca del balcón para que mirara desde arriba mi show.
Abajo, en los camarines lo de siempre, las putitas contentas con mi presencia, la coordinadora dando los retoques al orden del show, las bailarinas empelotadas calentando sus piernas para lucirse en el caño, la música a todo volumen, el Dj (Que me lo quiero culiar hace como un año hoy se bañó y se peinó, está ré comible, pero hoy está papi en la sala y no quiero que me vea loqueando con él).
Por ser miércoles hay bastante gente. Algo así como 15 o 20 hombres que toman y charlan mientras las coperas tratan de seducirlos. Por supuesto yo merodeo todos los sectores, ésta noche con mucha calma y sin perder el control debido al motivo que ustedes ya saben que ésta allí arriba tomándose una cervecita y Oh my good!...ya tiene a la peor de las putas tan cerca queriendo hacerle pisar el palito que por un momento creo que voy a salir corriendo a buscar un cuchillo a la cocina y evitar cualquier tipo de acercamiento! Por mamáaaaaaaaa!! Jeje!!
Empieza la noche, el show de cada semana, la colegiala, la enfermera, la mucamita, la que hace topless, la que hace el desnudo total, la tímida que no se saca nada, el griterío de los tipos, los aplausos, el locutor como loco poniéndole onda a la noche y yo esperando mi salida de siempre. Ya estoy vestida y por esas cosas raras de la noche me olvido de todo por un momento y salgo como si fuera a hacer mi último show.
Recuerdo las risotadas de todos los que estaban en la sala y lo bien que me salió el monólogo esa noche. Pero me resultó curiosa una risa, una risa que yo nunca había escuchado o escuchaba poco, era la de mi viejo! Como nunca divirtiéndose con las locuras de La Tía escoltado por las putas más putas de la sala que para esa altura ya sabían que era mi viejo y no lo estaban tentando, me lo estaban cuidando.
La noche siguió como de costumbre, nada fue diferente en mi ni en nadie solo porque teníamos una visita inesperada, no nos privamos de nada y todo salió mejor de lo que esperábamos.
Me quedé casi toda la noche en el camarín mientras mandaba a Vicentito a que vigilara al viejo. Y después de mi último show subí al primer piso para cobrar y volver a casa con mis “dos caballeros de compañía” (Bueno…uno y medio, y es mucho!) El encargado de la caja mal humorado como siempre me pagaba sin demasiado entusiasmo, el bar tender y las mozas simpáticos y buena onda cuchicheaban al oído.
Parece que La Tía se va con un viejito! Debe ser un viejito con plata! Se lo merece, así le compra de todo y la mantiene! Los demás comentarios se los dejo a vuestra imaginación y no creo que sean tan diferentes a los que pudo escucharse esa noche en aquel cabaret. Vicentito para colmo de males nunca aclaró que aquel señor era mi padre, por lo tanto todo lo que se decía allí adentro corría tan rápido como la luz y cada uno sacaban sus propias conclusiones.
Acababa la noche. Debíamos sacar a papá de allí adentro. Me acerqué a él que había quedado solito al lado del balcón en una mesa observando todo lo que allí pasaba. Ya casi no había música y el DJ (Que me lo voy a culiar un día de éstos!) a los gritos me piropeaba a su estilo, como acostumbraba cada noche:
Te voy a coger perraaa!!!…Te voy a chupar todas esas tetas y te voy a hacer 7 hijos y el séptimo será lobizóoon!! Jo jo!
Papá sonreía, Vicente comía un chupetín y bailaba sin música pero era porque se estaba meando y yo, …y yo quería que la tierra me tragara. Evité contestarle al atrevido asqueroso inmundo del DJ (…mmmm, justo esa noche estaba papi, sino me lo cojo!) y le dije: Papá vamos!
Para sorpresa no estaba borracho, pero por las dudas Vicente lo tomó de un brazo y yo del otro, y bajamos los tres abrazaditos las escaleras y por suerte había un taxi en la puerta para salir rumbo a casa.
- Hasta mañana chicos!
- Hasta mañana Tía divina, la esperamos como siempre! (El patovica)
- Adiós oficial!
- Adiós Tía. Al fin no se va con un pendejo! …agrega el atrevido!
- LA TIA ES MIA Y SI NO PAGAN LO QUE CORRESPONDE POR ELLA, NO LA ENTREGO! (Le responde mi padre subiendo al taxi…)
- Aaaaaaaaaaahhh!! Me salió fiolo!! Podés creer?
Dejamos a mi asistente de camino en su casa. Llegamos al barrio, el taxista se
despidió giñándome un ojo, (No sé porqué…siempre me guiñan un ojo y los veo por el espejito!) y con papá a las seis de la mañana entrábamos por el largo pasillo interno hasta mi departamento.
Ahora, yo digo: qué necesidad tenía aquella vecina mía, la que vive al fondo del pasillo, dos puertas más allá de la mía de salir con aquel frío a buscar vaya a saber que cosa a la calle a esa hora?
Yo del brazo de mi padre, vestida con mi capa negra de cola y un vestido mini de raso rojo y los zapatos en la mano. A esa hora ya era el mono Navarro Montoya y por el dolor de pies caminaba como podía. Papá enfundado en su tapado negro y su chalina de campo, tan serio y silencioso como de costumbre. Yo caminaba a su paso. Levantamos juntos la mirada y saludamos con una sonrisa cómplice a la chusma de la vecina. Que ya tenía un buen motivo como para hablar tres meses y medio…
De “aquella puta” que apareció en el vecindario de la mano de mi viejo aquel día de invierno a las seis de la mañana!
Fue una noche más de cabaret, como todas las noches, …pero diferente! Con papá!
HISTORIAS DEL CABARET (con LA TIA)
Autor: Martin A. Bellier
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