miércoles, 26 de mayo de 2010

EL "DJ" DE MIS SUEÑOS!


Tan guachito, tan hermoso, tan boludito, tan perfectamente hombrecito, tan pistoludo, tan simpático, tan cojible, tan culiable, tan guachito, tan “gueeenito”, tan… tantas cosas podría decir de él pero sería como demasiado. Lo único que les puedo decir es que desde el día que nos vimos por primera vez nos conectamos desde el alma y el corazón, pero todavía insisto en que nos conectemos “cuerpo a cuerpo, piel con piel”… 



No importa como se llame, ni la edad que tenga. A ustedes les pienso contar otros detalles de mis aventuras con éste personaje.

Nos conocimos hace ya un año, cuando llegué por primera vez a éste cabaret. Allí estaba él en la consola de sonido uniendo cables de las nuevas luces que yo habia pedido para mi show. Porque además de pasar buena música él era gauchito para todo, o casi todo!

Siempre silbando un tema que ni él sabe cuál es ni como se llama, siempre hablando a los gritos y haciendo bromas a todo el mundo, hiperquinético,…bueno, tan buenoooo!

Yo analizaba la propuesta monetaria que me hacían cuando se acercó y me dice al oído:

- Guachita aceptá lo que sea que si te parece poco yo por vos “pongo el resto”!
- Ay pero que vás a poner vos?
- Ésta te voy a poner en ese culo hermooooso que tenés! (Llevándose su mano derecha directamente a su bragueta, el atrevido!)

En ese momento supe que nos ibamos a llevar muy bién. Me imaginé millones de cosas. Creo que hasta me ví casada con ese pendejo asqueroso y con 7 hijos! Yendo de casa al cabaret como si fuéramos a la misma oficina. Pero luego pensé que si trabajabamos en el mismo lugar yo debo hacer caso a ese viejo dicho que dice “Donde se come no se c…”, y no mezclar trabajo con placer. Delirantes pensamientos en apenas segundos invadieron mi cabeza soñadora, como siempre que sufro un acercamiento de “éste tipo”. Un ataque “re Susanita”!


No sé si fue por el muchachito o por mi necesidad de trabajo que finalmente acepté lo que me iban a pagar y al otro día ya estaba compartiendo tiempo y espacio con él.

Si al lugar le hacía falta alguien con toda la onda, con toda la alegría y la energía eso era él. Imparable. Siempre pilas! Agotador! En su mundo con los auriculares puestos y bailando sus selecciones musicales e impostando su voz para ser mi mejor partenaire como locutor. Así lo ví practicando esa primer noche y me acerqué a la cabina para explicarle exactamente lo que tenía que hacer y como debería presentarme.


Mientras se rascaba un huevo con una mano y se comía un moco con la otra, (además de lindo era perfectamente cochino, pero para mi era la reencarnación de Bradd Pitt pero en negrito y menos hombre.) me miraba atentamente las tetas, pero yo sabía que me estaba prestando atención porque haber logrado quitarle los cosos esos de las orejas y que se quedara quieto ya era todo un gran logro para mi.

Yo di mis directivas y de pronto él me dio unas interesantes sugerencias más que divertidas, y de pronto confirmaba aquello que ya había pensado el primer día que lo conocí. Con éste chico yo me iba a llevar muy bien.

Con el transcurrir de los días fuimos improvisando y creando maravillas y logramos armar sin darnos cuenta una dupla perfecta. Para todos la Tía y su sobrino preferido, para mi el amor de mis sueños.

Me di cuenta que me enamoraba de su poca costumbre por bañarse, de sus ojos grises, de sus pestañas, de sus ordinarieses, de los mocos que se comía, de sus rascadas de huevos, de sus brazos gruesos, de su colita parada, de su pelo grasoso, de sus deditos, y de eso que siempre prometía y que aun no podía comprobar que tamaño tenía.

Cada noche me llevaba de regalo un “Pico Dulce” y me recibía con las cariñosas palabras de siempre que resonaban en mi corazón como si vinieran del más dulce de los seres celestiales jamás imaginado.

- Hola viejo puto pura teta! Hoy te doy!

Y yo todos los días esperaba “que me diera” al menos un abrazo, pero nada, lo único que me daba era la alegría de su presencia y todas las veces que pasaba cerca de mi cuerpo me tocaba el 99 por ciento, o sea, el culo.

Y mano va mano viene, palabra va palabra viene fuimos viviendo juntos una noche tras otra cómplices de muchas locuras y de planes macabros que concretamos con mucho éxito. Como aquella noche en que se le ocurrió cagarle el show a una de las bailarinas solo por el gusto de verla enojada y gritando como loca. Eso a él lo exitaba mucho. (Tenía una tremenda habilidad para hacerte enojar y de lograr con dulzura que te desenojaras con él a los pocos segundos)

Volviendo a lo de la bailarina recuerdo que esa noche la sala explotaba de hombres alborotados y esperaban ansiosos la salida de Perla, así se hacía llamar allí dentro. Perla salía vestida de Gitana bailando un tema fuerte muy españolado para luego quitarse toda la ropa con otra música más lenta y sensual. El hijo de puta se lo enganchó con un tema de “Los pibes chorros” justo en el momento en que Perla tenía la bombachita a la altura de la rodilla y los tipos se bañaban en baba. Imaginen la cara de la bailarina mirando hacia la cabina y el hijo de puta con cara de nada bailaba con los auriculares puestos, como siempre! Tardó 10 segundos en volver al tema correspondiente pero para esa altura la chica gritaba y rompía todo en los camarines. No sé porqué razón yo desde ahí atrás observando lo que pasaba estaba segura de que no había sido solo un accidente. Ése era él y eso era lo más inocente que se le podía ocurrir en la mitad de una exitosa noche. Muchas veces lo defendí y evité que fuera suspendido solo porque muchos de esos planes los tramábamos juntos.

Cuando tomó la costumbre de hacerme las mismas bromas a mi lo amenacé con ponerlo en bolas en el medio del escenario atado al caño y se la iba a chupar en vivo!

Y así fue, llegó el día de la venganza!

Esa noche cumplía años y como era costumbre en los cumpleaños una de las bailarinas hacía un super show caliente de alto voltaje erótico al agasajado, como así también para las despedidas de solteros.


Esa noche nuestra víctima sería la que bailaba con los auriculares puestos y nos gritaba porquerias desde la cabina de control. El pequeño roedor pensó que ninguno de sus compañeros de trabajo sabíamos que cumplía años, pero como buena que soy para las averiguaciones e investigaciones privadas logré llegar a unas planillas donde constaba día, mes y año de nacimiento de mi dulce “amor imposible”. Para mi sorpresa, sumando y restando llegué al resultado obvio. Yo era mucho mayor que él para ser su futura esposa y madre de sus 7 hijos.

Armé cuidadosamente mi plan de venganza y en complicidad con todos mis compañeros de trabajo esperamos el momento justo para meter de improviso a un DJ que habíamos traído de otro lugar para que ocupara el lugar cuando lo sacáramos al pendejo con los patovicas de allí adentro.

La noche se había puesto caliente y en camarines esperábamos nuestro ataque. Cuando en mi segunda salida convocaba a los agasajados de la noche mirando de reojo hacia el segundo piso veo como dos morochos grandotes sacaban pataleando a mi inocente víctima de la cabina. Y en pocos minutos estaba atado de pies y manos al caño del escenario fiel al estilo de la casa.
- Como soy tu Tía predilecta y como sos mi sobrino más bueno, esta noche el Show caliente será dedicado a vos papito porque nos enteramos de que estás cumpliendo añitos.

- Por favor no me desnuden. Me banco a la bailarina pero que no me desnude tiíta de mi corazón. (Entre otras tantas plegarias que improvisaba temblando como una hoja)


- Una tía no sería capaz de hacerle pasar un mal momento a un sobrino y menos en un lugar como éste.

Por un momento se relajó pensando que la bailarina del Show caliente sería la misma de siempre, ésa que el soñaba con tener sobre su cuerpo y a la que piropeaba incansablemente tanto como a mi. No le hacía asco a nada! Un verdadero degenerado!
Me acerqué desprendiéndole su camisa y le dije:
- Recordás a la responsable de éste momento todas las noches?

- Si claro, la Jise! (convencido)- Si, la Jise. Bueno, la Jise no vino. No haz tenido mejor suerte esta noche! Tengo a una morocha tetona a la que vos siempre le pellizcás el culo y le ofrecés tu maní, ella te hará el show caliente.

- Por favor tía, pero que no me desnude.

- Jamás, nunca hicimos eso en este lugar, no creo que se atreva, salvo que se tiente y no quieras verla.

Fue en ese entonces que le tapé los ojos con una cinta negra y dí la orden de que comenzara la música. Mientras mi muchachito transpiraba a mares y su cuerpito se iba poniendo jugoso y gustoso tanto como yo me lo había imaginado.

Si no fuera por el perfume que usaba siempre y el perfectamente conocía, no se hubiera dado cuenta que la bailarina en cuestión que lo estaba desnudando era yo.
- Por favor tía, los calzoncillos nooooo!!! Gemía.

- Tranquilo papito, ya se fueron todos, estamos solos!

Si tuviera que describirles la situación con todos sus condimentos no sé si podría. Solo puedo decirles que mi mayor desconcentración en tan excitante acto fue verle ese boxer blanco con dibujitos del coyote y el correcaminos, fiel a su estilo. Sus medias de fútbol largas hasta casi las rodillas, y sus piernitas peluditas todas tembleques! Dignos de carcajadas y comentarios varios en la sala.


Llegaba el gran momento, finalmente yo entraría con mi mano a ese calzón ridículo para comprobar que todo eso que venía prometiendo hace un año podía superar lo que yo también escondía entre mis piernas!

Las putitas en el tercer piso dejaban de hacer lo que estaban haciendo para festejar a los gritos. Otras se olvidaban de las copas que hacían en el segundo piso y las bailarinas desde los camarines sacaban fotos y filmaban cada detalle. Los patovicas atentos a los costados por si nuestra víctima escapaba. Pero ya era tarde, ya estaba entregadísimo y resignado.

Solo escuchaba:

- Tía por favor, tía por favor!.

Pero hice oídos sordos.

Las palabras de siempre para el público que gritaba y aplaudía como nunca. Hoy tal vez alguien se ganará las seis botellas de champán. Porque si en el juego de la tía se te erecta el pitito, la casa te regala seis botellas de champán.

A mi no me importaba si esa cosa que él decía se paraba o no, solo quería comprobar que tan de verdad era!

Fue difícil salir de mi asombro, pero juro que mis dedos no se juntaron nunca cuando rodeé con mi mano el pistolón del DJ.

Oh my good! Era verdad! Lo tenía ante mis propios ojos, muertito pero radiante y enorme, sin ningún pelo a su alrededor (Tal vez un ataque de metrosexual o un ataque de ladillas…ponele!)

Convencida al fin de lo que tanto alardeaba el DJ de mis sueños decidí que no lo iba a mostrar y convencer a todos allí adentro de que no valía la pena! Que semejante miniatura era una picardía fotografiar. Así que le perdoné la vida justo antes de que el verdugo bajara el hacha sobre su cuello. Me acerqué a su oído todavía con mis manos agarrado su cosa y le dije:
- Yo no lo muestro, no te dejo en bolas, pero me vas a tener que mostrar que tanto se para ésta cosa en un lugar más privado.

- Sí Tía, como usted guste. Sus deseos son órdenes para mi.

(Bañado en transpiración me miró como ternero degollado y me prometió cumplir con lo que le había pedido)

Y así fue, solo un susto para él. Y una dulce venganza para todos. Los de la sala solo pudieron disfrutar de su colita blanca y paradita, y yo con mi mano de eso que por cuestiones de seguridad y de buen gusto evité mostrar para darme el lujo de verla con detalles en otro momento. Y a ver si todavía los hombres de la sala indignados de semejante trozo se nos iban ofendidos, y todavía estábamos a mitad de la noche.

El pequeño roedor volvió a su cabina con el orgullo y su dignidad más rotos que sanos y la música volvió a su estado de siempre porque convengamos que nuestro reemplazante no se lució mucho que digamos en ese momento que pudo ser su gloria.

Hubo torta, velitas, deseos, champán y un desentonado feliz cumpleaños, pero como en familia.

Terminada la jornada el siguiente plan era apuntar para algún after, pero como señora mayor que soy traté de escapar antes de que me convenzan, Además en verano el sol sale mas temprano y a esa hora yo no puedo andar mostrándome cuál bicho canasta cagado a escobazos.

Saludé a la barra, saludé a mi “Patovica de Pelotero”, tomé mi matecito amargo con el oficial de la garita de la esquina y pedí mi taxi.

Mientras iba respondiendo las preguntas de siempre que me hacen todos los taxistas camino a casa, recibí un mensajito a mi celular. Respiré hondo, pensé antes de escribir la respuesta, apreté “send” y que sea lo que Dios quiera! 

 

Eran las siete de la mañana, yo ya no era “mujer”, apenas quedaban algunos rastros de maquillaje y purpurina en mi pelo, cansado como siempre, pero ésta vez rogaba que el sueño no me venza, me puse a esprimir unas naranjas y a ordenar toda mi casa. Cuando estaba prendiendo aquel zahumerio alguien se quedó pegado con el dedo en el timbre y despertó a todo el vecindario.


Ahí estaba él, con una botella de champan en la mano y tocando el timbre con la otra. Menos radiante que de costumbre, pero lindo como siempre. Lo invité a pasar y mientras el terminaba su champan yo escuchaba sus penas tomando mi naranja recién esprimida.

- Las mujeres son todas iguales Tía. Solo quieren guita. Quieren joda!

Y en esa parte donde trataba de encontrar las mejores palabras para que no se me deprimiera en el día de su cumpleaños él ya dormía apoyado en el respaldo del sillón.

Traté de despertarlo, le ofrecí una ducha que no quiso y lo invité a acostarse en la única cama de dos plazas que hay en mi casa. O sea la mia.

8 de la mañana yo acostaba a mi amor imposible, borracho, en mi cama. Le quité sus mocasines, su pantalón, volví a reirme de sus calzoncillos con los dibujitos del correcaminos y el coyote, le saqué su camisa, prendí el ventilador. Puse una palangana cerca por las dudas sucedía lo que yo no quería. Cerré las ventanas y bajé las persianas para que pareciera de noche. Volví a respirar hondo, me senté en la cama mirando al techo y disfruté de sus ronquiditos. Al menos dos horas observé sus largas pestañas, su piel blanca y suave, sus piernas peludas, y sobre todo imaginé aquella cosa que había tenido en mis manos y que al final no alcancé a ver parada. Cuando estaba imaginándomelo desnudo acariciando suavemente mi cuerpo un pedo muy fuerte saliendo de su culito parado me desconcentró. Y finalmente me dí cuenta de que era hora de dormir y esperar la suerte de tener un despertar mucho mejor del que ustedes se están imaginando. Pero si sucedió o no, eso, no se los pienso contar. 


Al otro día nos volvimos a encontrar a la misma hora y en el mismo lugar pero no oía sus gritos y tampoco bromeaba como siempre, me regaló un chocolate en vez de un pico dulce, y la selección musical espantosa que siempre hacía, de pronto era perfecta y modernosa. Menos jocoso que de costumbre, relajadísimo, ni siquiera silbaba ese pedorro tema que ni él sabía cuál era, tampoco me gritaba porquerías, con un año más de pronto me dí cuenta que perdió viejas costumbres, o tal vez había madurado? Se vino más bañado que nunca, nunca se comió un moco delante mío, ni señalo nada con su mano que una tía no quisiera chupar, digo tocar, digo mirar!



Algo bueno parece que le pasó en el día de su cumpleaños, pero yo, juro que no tengo nada que ver, y si es por “aquello”, no pienso hacerme cargo!

HISTORIAS DE CABARET- con LA TIA
Autor: MARTIN A. BELLIER

martes, 25 de mayo de 2010

MALDICION DE PUTO SE MULTIPLICA POR CIEN!

Alguna "Marica Perversa" maldijo aquella noche, porque no recuerdo otra con tantos infortunios juntos.


Hay un dicho que un colega mío siempre repite que dice: Maldición de puto, se multiplica por 100!!!

No hay peor cosa supongo yo que un puto malo resentido, envidioso y mal parido.
Me he cruzado con varios en esta vida y los detecto con solo leerles su primer sonrisa y escucharles sus tan significativos bocadillos hablando de superficialidades e idioteces varias.
Ese es el preciso momento en que me hago la re divina, pego media vuelta, una revoleada de ojos y trato de alejarme lo antes posible para no caer en la incontroblable, irresistible y suprema tentación de acogotar un homosexual. Con perdón del INADI y otros menesteres! (Menesteres dije?...no sé si queda bien en esta parte, pero se ve linda esa palabrita. Suena interesante.)

Digo todo ésto porque supongo que algun sujeto por el estilo aquél viernes puso todos sus talentos a disposición del universo para cagarme aquella bendita y tan esperada noche!

Como siempre, la previa en casa, poniéndome linda frente a mi espejo, con mi música o mi silencio, con mi luz y esperándo el taxista que por ser viernes hoy también se demoró más de lo habitual.

Hoy me puse mi super vestido de gala verde. Un verde que no me favorece mucho porque para mi gusto es bastante "iridiscente"...pero si que és llamativo y bello y morirán de envidia cuando aparezca.

El cabaret en donde trabajo no amerita tanta gala. Casi siempre voy acorde al lugar con algún que otro vestidito que esté bastante por encima de mi rodilla. Pero hoy tengo ganas de ir con un super vestido largo y elegí éste porque además tiene una larga cola de 3 metros que arrastraré cual princesa subiendo o bajando las escaleras durante toda la noche!

El taxi ya está en la puerta, debo atravesar el largo pasillo y contenta porque el viento hace volar mis gasas y mi cola se arraaaaaaaaaastraaaaaaaaaaaa, aaaaaaaaahhh! que topetitud!!!

Los viernes me pinta el buen humor, la buena onda, púm para arriba y a esperar lo mejor de la noche. Tanto así que hoy estoy dispuesta a sonreirle al taxista cuando me guiñe un ojo a través del espejito retrovisor y tal vez le saque la duda de lo que soy.(Siempre dudan si lo que sube es un travesti o vaya a saber que cosa!)

El señor es muy serio, ni siquiera se percata de mis encantos, ni de mi super vestido con cola, ni me hace ojitos, ni me pregunta si soy trava o puto o qué!
Me encojo de hombros, guardo mis maletas y subo al auto cerrando con fuerza aquella puerta!

No me la hagas giratoria, me dice el hombre de muy mal ondón!


Ay, disculpe Don!...Es que fué sin querer! (Tratando de que me perdone regalándole una sonrisa.)

El auto se puso en marcha rumbo al cabaret pero al rato sucedió lo inesperado!
Mi larga y bella cola del vestido había quedado afuera del auto apretada por la puerta y por esas manías del viento al volarse se enredó en la rueda y cual Isadora Duncan por poco no muero saliendo despedida del auto! (Hubiera sido una exageración!) Lo que sí puedo decirles que a la media cuadra de casa yo gritaba desconsoladamente por la cola de mi vestido quedándome practicamente desnuda adentro del taxi.

Mi vestiditoooo!!!...y el triste momento de reconocer los vestigios de tanta gala hecha trapos anudados en la rueda. Traté de taparme el resto del cuerpo con lo que quedaba de mi vestido y convencí al taxista que volviera a casa para cambiarme.
Algo me decía que este viernes no venía muy bién parido.

De nuevo a pensar que ponerme. Recurrí a mi vestidito animal print, unos guantes negros y con un cambio radical de estilo volví a subir al auto tratando de olvidar lo sucedido y disimular mi repentino cambio de humor!

La rutina. Pago el viaje. Saludo al "Patovica de pelotero" que siempre me ayuda a bajar mis maletas. Mi besito al viento para el oficial que ya está firme en la garita de la esquina.

La música está a full, y pareciera que hoy la noche viene más que movida.

Bajo a los camarines y en el sector de los baños las putitas corren apuradas porque los clientes llegaron más temprano de lo acostumbrado. Más allá están las bailarinas, aceitándose sus cuerpos y desparramando purpurinas entre bombachas, medias de red y portaligas! Nadie se percata de mi presencia porque el ritmo que trae la noche parece vertiginoso y todos están ocupados en los detalles que harán que el show esta noche salga espectacular. Yo aun pensaba en como podría recuperar aquellas partes de mi vestido verde y en lo desilusionada que estaba de no haber podido impactarlos a todos con mi llegada. Pero igual estoy linda y espectacular como siempre y solo me falta ponerle un poco más de actitud y olvidarme de lo sucedido. Tanto pensaba en aquello del vestido que por un momento me olvidé de que Vicente mi asistente aún no había llegado. Nunca llega tarde, y si algo le sucede siempre manda un mensajito de texto. Muy raro.

Ultimo detalles de mis salidas con la coordinadora y subo al primer piso a saludar al encargado que hoy está más tarado que nunca, el bar tender que tan dulce como siempre me recibe con un trago de esos que inventa con nombres raros y que dudo tanto en tomar porque generalmente tienen más grados de alcohol de lo recomendado por mi médico! Je je! Pero hoy lo tomo igual porque lo bautizó "Diva" y en mi honor! A su salud! Chin chin!

Las mozas estrenan uniforme y me sorprende que una de ellas se anime a mostrar tanto las tetas hoy!...Supongo que se espera una importante presencia de empresarios adinerados que dejan por supuesto unas buenas propinas, y si por sobre la bandeja asoman dos pares de tetas sabrosas, en buena hora se acredita en la cuenta la recompensa!



Sorprendida por la hora y por la cantidad de gente, camino por los pasillos dejando como siempre al pasar, esas sensaciones que solo un hombre confundido y exitado puede experimentar.
Mi objetivo es la cabina del DJ, el bomboncito más lindo de cada noche que en cualquier momento me voy a culiar.

Se me viene haciendo el gato hace tanto tiempo, tentándome y provocándome de mil y unas maneras. Se va a arrepentir! Se lo advertí, y se hace el sonso!

Allí estab él, con su remera negra, su gorrita de siempre, esos ojos turquesas llenos de brillos y la boca llena de dientes! Todo blanquito, todo flaquito y tan carismático e hiperquinético! Piquito al bombón, una "bragueteadita" que la esquiva, pero que le encanta, las recomendaciones de siempre y la puesta a punto de mis temas que usaré esa noche. Todo estaba listo para una gran función! Y Vicente que no llegaba...

Pasando un buen rato, hasta el segundo piso estaba lleno de gente, varias despedidas de solteros, grupos de empresarios y la presencia de un boxeador famoso que acaba de ganar un título mundial y que vino a derrochar su dinero en compañia de todo su séquito.

En la planta baja el escenario ardía, los hombres agolpados a las tarimas disrutaban de los encantos y de los talentos de las bailarinas. Por la escalera lateral veía subir y bajar todo el tiempo a las putitas muy bien acompañadas. El tercer piso se movía más que nunca! Para los que no lo saben, el tercer piso es algo así como el cielo, pero con gustito a infierno! Nunca subí, ni lo volvería a hacer! Ejem...!

Previa a mi salida una rubia infernal que había sido traída de Buenos Aires se desnudaba por completo y se llenaba el cuerpo de espuma de afeitar y se masturbaba al ritmo de una música muy bien elegida para tan culturoso momento. La parte en donde se sacaba 10 metros de perlas de la vagina no se las cuento porque me da mucha impresión.

Lo que me preocupaba no era la cantidad de perlas que seguiría sacando de allí adentro, sino de toda la espuma de jabón que estaba dejando en todo el escenario donde yo seguidamente bailaría. Fué justo en ese momento que apareció mi asistente. Histérico, nervioso y pidiendo de rodillas disculpas por su demora y por no poder avisar. No le pedí detalles de su demora, sí le pedí que se encargara de verificar que alguien limpiara muy bien el escenario antes de mi salida porque estaba muy resbaloso.

En camarines todo era un caos, mucha gente, mucha concha para mi gusto. Mucho desorden y puterío. Pero debía cambiarme rápido y salir al show. Vicente volvió para darme los útimos retoques y asegurarme que todo estaba listo.

Me coloco apoyada en el marco de una puerta corrediza que dá a la salida del escenario y justo cuando el locutor estaba presentándome Vicente mi asistente cierra la puerta apretando unos de mis dedos. No hubo tiempo para las disculpas, ni para disfrutar llorando de tan tremendo dolor, ni para fijarse que tan grave había sido la quebadura. Las luces se encendieron y allú fuí con el dolor de mi dedo roto, con la suerte de enganchar apenas asomé al escenario mi peluca en una chapita que sobresalia en el "bajo" techo de aquel lugar.

El dedo casi quebrado, mi salida triunfal y la peluca colgando á dos metros detrás de mi cuerpo y para completar el cuadro, al escenario no lo habían limpiado correctamente y fué en aquel jabón de la espuma de la bailarina donde pisé y caí dándome la frente contra el caño donde pensaba demostrar mis habilidades!... Por suerte siempre hay un piso que nos detiene o cuatro o seis caballeros que caen conmigo evitando que yo siga rompiéndome mi cuerpo. No solo dí mi cabeza contra el caño sino que al levantarme pisé mi capa negra y volví a caer, ésta vez, un metro hacia abajo encima de mi querido público.

Solo fueron unos pocos segundos y yo era depositada al son de una rica salsa y continué haciendo mi playback mientras recuperaba mi peluca y acomodaba un poco mi vestido que en ese momento lo tenía puesto casi que de sombrero. Nunca fuí tan aplaudida y ovacionada como esa noche! El monólogo se basó en lo que había ocurrido y convencidos de que todo había sido parte del show muchos se asombraban de lo bién que me había salido.

Con mis últimos recursos disimulé el dolor de mis deditos y semejante verguenza. Me despedí por un instante para recuperar un poco de todo lo que creí había perdido. Sobre todo mi orgullo y dignidad.
Regresé a mi camarín pidiendo auxilio porque mi dedito dolía muuchooo. En mi frente nacía un huevo y mi cintura parecía quebrada en 5 partes. Socorrida por mi asistente no dejé de recordarle que por haber llegado tarde y con tanta histeria se olvidó de avisarme que sacara mi mano cuando el debía cerrar la puerta. No me gusta culpar a nadie pero en ese momento lo hice con mucho gusto!

Vicente buscaba las palabras más bonitas para calmarme y para pedirme perdón y yo solo esperaba desmayarme para que lo unico bueno que me pasara fuera que el DJ viniera y me hiciera respiración boca a boca y una buena "resucitación".

Nada de eso sucedió, la noche continuó como si nada y yo traté de sobrellevarla mientras asociaba la seguidilla de acontecimientos sacando como conclusión que defiitivamente alguien me había hecho un maleficio. Mi cabeza iba y venia y se mezclaban nombres de personas posibles a las cuales les adjudicaba este terrible viernes de cabaret.

Les contaría tantas otras cosas que sucedieron después, pero por el momento no vienen al caso.
Lo que sé es que al terminar la noche regresé a casa para bañarme en aguan bendita, atarme una cintita roja en la muñeca y prenderle una velita violeta a mi santito de cabecera.


Con lo que quedó del vestido de gala verde me hice una linda solerita, la uña del dedo después de estar unos cuantos días negra se me cayó por completo, el chichón de la cabeza se me fué por suerte a los dos días pero las cicatrises de mi orgullo quedarán por siempre en mi cabeza esperando por una dulce venganza o una simple limpieza!
Todo lo que vá...vuelve
Y maldición de puto...se multiplica por 100!


(Historias de Cabaret - con LA TIA)
Autor: Martin A. Bellier

Hoy como de costumbre me levanté apoyando el pié derecho.
Martes 13 no es, no pasé por debajo de ninguna escalera y aquel gatito negro de la vez pasada nunca más volvió a cruzarse en mi camino.

CUATRO GATOS LOCOS!



...aun recuerdo aquella noche! 

Me había puesto tan linda, casi que mas linda que de costumbre! Hasta estrenaba zapatitos y vestidito nuevo que me había comprado con lo que había hecho la semana anterior.

Como siempre mi rutina, dos horas de maquillaje y montaje frente al espejo de casa, con mi música, mi

espejo y mi luz!

Una hora esperando ese puto taxi que no llegaba y ya era tarde! La noche parecía no venir tan divina parecía. 


El taxista buena onda, sonriendo y ojeándome por el espejito se cansó de hacerme las preguntas de siempre. Trabajas en el bulo? Sos trava? Sos puto, que sos? ...que yo con mi mejor cara de orto le respondía a cuenta gotas. 

Bajé radiante de aquel auto con la mala suerte de que al bajar se me cae la cartera y se me desparrama todo! (Menos las toallitas fememinas o los tampones que nunca llevo! Por suerte soy una mujer que no necesita de esos adminículos extraños entre sus piernas.)Indudablemente la noche no venia tan divina.

El "Patovica de pelotero" de siempre acude en mi auxilio y me ayuda a levantar todas las pelotudeces extrañas que habían decorado el cordón de la vereda mientras yo le pagaba al taxista sacando mi plata de entre mis tetas. (No hay mejor lugar para el dinero que ése. Me lo enseño mi vieja.)

Ya era tarde, como les decía y las caras de la mayoría allí afuera no daban signo de que adentro la noche estuviera mejor.

Saludé como de costumbre desparramando besos y glamour entre mis compañeros y con mi mejor sonrisa bajé a los camarines.

Allí adentro cuatro putitas fumaban en el baño (Qué horror!...tanto humor y tan desagradable olooor! Odio que fumen!) y más allá en los camarines tres bailarinas jugaban al chin chon. Más besitos´. Dejé mis cacharpas en mi lugarcito de siempre y subí al primer piso para ver que onda allí!

No fué mucha la diferencia! El encargado justo hoy estaba de buen humor cagándose de risa con wisky en mano con el bar tender. Las mozas intercambiaban consejos de madres y puterios de siempre. Y mi bomboncito el DJ (sí, el pendejito ese, loquito, lindo y culiable que lo quiero hacer re cagar hace ya más de un año, ese mismo!) en la cabina pasando una música de mierda que seguramente la eligió previo consumo de estupefacientes extraños. Paco vencido, talco o puloy con alcanfor! Vaya una a saber, pero nadie le estaba poniendo onda a la noche!

Arriba genteeeee! Qué quiere la tiaaa???...Esperando que alguien se dignara a contestarme lo de siempre grité solita...QUILOOOOOOMBOOOOOOOOO!!!!

Y nada...

Seguí mi camino cuál diva por su casa, llego al sector del show y de clientes ni hablar.

Los "cuatro gatos locos" cagados a escobazos de siempre riéndo y bailando solas como lokos malos!

Ya iban a ser las dos y media de la mañana y los clientes nunca llegaban.

Los celulares eran el entretenimiento más seguro. Tirar mensajitos para ver si algo picaba por si salíamos temprano o para invitar a alguien que viniera a hacernos el aguante con un trago de regalo. O bién yo maté gran parte de mi tiempo jugando al tetris en el nivel dos (2)...( Ya voy a llegar al nivel 29 como mi compañera Marlene) 



3 de la mañana y nada, pero la coordinadora cortó el patido de chin chón para que al menos alguna bailarina haga un show y se justifique la paga!

Teresita salió con pocas pulgas. Ni siquiera se había peinado. Eligió el peor vestuario, se privó de aquellos super trucos en el caño y hasta de que nosotros sus compañeros de trabajo aplaudieramos alli rodeando el escenario aquella parte en donde se quitaba el corpiño y sacudía sus tetas como nadie! Ufff, que mál Teresita! No se subestima al público, y aunque fueramos solo nosotros nos merecíamos "Lo mejor"...Iguál la aplaudimos, le gritamos cosas chanchas como acostumbraban los tipos y hasta le pagamos viera usted! Las otras dos bailarinas hicieron lo misma y también fueron recompenzadas por el amor incondicional de éste público tan particular que éramos el DJ, EL ENCARGADO, LA COORDINADORA, EL BARMAN, LAS DOS MOZAS Y LOS CUATRO GATOS LOCOS CAGADOS A ESCOBAZOS...



Y yo tan linda con mi vestidito nuevo y mis super botas de caña larga que me había costado tanto meterles mi dos pies adentros. (Meter un 43 en un 42 no es moco de pavo, yo sé porqué se los digo. Pero es así, duele ser linda!)

Yo rogaba que a la coordinadora no se le ocurriera mandarme al escenario. No había nadie y ya eran las cuatro y media de la mañana. Pero no me salvé. La muy hija de su madre con tal de justificar el pago de la noche me hizo salir y yo como buena empleada sometida bajé la cabeza y allá fuí. Como siempre y como si el lugar estuviera explotando de gente.

Era mi momento. Desfilé por supuesto mi super vestidito y me aguanté como buen machito que soy el dolor de mis deditos bailando y loqueando en el caño más que de costumbre. A mi nada ni nadie me arruina una noche.

Las bailarinas me festejaban mi monólogos y hasta repetían conmigo las partes que se sabían de memoria. El ortivo del encargado que ya estaba re borracho se mataba de la risa como nunca porque era la primera vez que veía mi show sentado al lado del escenario. El Bar tender iba y venia trayendo cerveza para todos, el DJ (ya me lo voy a culiar!) desde la cabina me interrumpía con asquerosidades con otro micrófono, las mozas bailaban en una tarima y LOS CUATRO GATOS LOCOS reían tanto que una disparó al baño porque se había hecho encima.

Y así pasamos la noche, cagándonos de risa de nosotros mismos, juntitos y en "familia".

Los clientes nunca llegaron. Nosotros cobramos la noche y volvimos a casa contentos.

Es que con o sin clientes, con CUATRO GATOS LOCOS y con LA TIA, las noches en el cabaret están aseguradas!

Salí de allí, saludé a todos hasta mañana y oh sorpresa, el oficial de la garita de la esquina me chista para que me acerque.

- QUE TAL LA NOCHE TIA?
- Cuatro Gatos locos Oficial!!! La Samanta, La Jesica, La Mirna y La Teresita.
- ME HUBIERA LLAMADO Y YO TAMBIEN HACÍA UN POCO DE BULTO TIA QUERIDA!
- Hay oficial! Con el tiempo que usted me viene esquivando el bulto! Hubiera sido la noche ideal.
- PARA VER SU SHOW?
- No, para tocarle su bulto oficial! 
Previo mate amargo, le di un besito y corri atrás del taxi que casi me deja.

- HASTA MAÑANA OFICIAL!
- HASTA MAÑANA TIA, SE CUIDA!
- ESTÁ USTED PARA ESO OFICIAL! PARA CUIDARME! 

Llegué a casa, caminé el largo pasillo, y a mitad de camino antes de llegar a la puerta de casa un gato negro se me cruzó y me quedó mirando como un pavote. Lo miré fijamente, me agaché discretamente, tomé un cascote que encontré pegado a la pared y se lo revolié como amagando pegarle. El gatito negro se fué como chijete saltando entre las rejas!


ODIO LOS GATOS NEGROS...

ME QUEDO CON MIS CUATRO GATOS LOCOS DEL CABARET. ESOS TRAEN MEJOR SUERTE! (O NO?)

... son las 5 de la mañana, me debo meter adentro antes de que me vecina madrugue antes de tiempo y me vea pintado como una puerta y vestido de mina en los jardines del consorcio.


(HISTORIAS DE CABARET – con La Tía)

Autor: Martin A. Bellier







VAMOS DE PUTAS PAPÁ!


…un día más y hay que ir a trabajar, pero siempre una noche se puede complicar.

Justo esta semana recibí la visita de Papá. Vino del pueblo para hacer arreglar ese maldito auto lleno de problemas que no se decide a cambiarlo por uno más nuevo!

No es normal que papá se quede una semana, o dos como me acaba de avisar!. Siempre viene por un día o como mucho todo un fin de semana, y nunca se queda en casa, casi siempre en lo de mi hermana. Pero ésta semana se queda en “mi” casa!...y por mucho más tiempo del que esperábamos! 

Papá es un tipo serio, callado, conservador, entre tantas otras cosas que no se las detallaré ahora. Lo que me preocupa contarles es cómo se tuvo que modificar mi rutina ésta semana para que a él no le fuera tan chocante o difícil enfrentarse a “LA TIA” por primera vez y yendo cada noche al cabaret! Ups!

La última vez que papá me vio sobre un escenario fue en aquella “Gala de Despedida” en el Teatro un día antes de irme de Gira a Brasil bailando Tango y Folklore como Director y Coreógrafo de una importante Compañía de Danzas de Santa Fe.

Papá no sé si estaba tan al tanto como Mamá de mis cambios y de mi nueva “Faceta Artística”, por lo cuál debía ser lo suficientemente cuidadoso para que no se sorprendiera demasiado.

Llamo a Vicente, mi asistente de cada fin de semana y ésta vez sorprendido de que lo estaba necesitando un día miércoles, cuándo en realidad sus días de trabajo conmigo eran los viernes y sábados! Con Vicente evitaríamos que en algún momento de la noche papá se encuentre solo y con La Tía allí adentro.

No había más remedio que armar el personaje de alguna manera y salir apenas se haya dormido.

Miércoles, 10 PM - Papá, hoy tengo que trabajar a la noche así que debo empezar a prepararme. 


- Bueno, vaya m´íjo! Yo me voy a poner a mirar tele.
- Llevá el tele a la habitación, asi no te molestamos con Vicente que enseguida vendrá a ayudarme.
- No, me quedo aquí, ustedes hagan lo que tengan que hacer. Cuando se vayan yo me acuesto.
- Ups!..ok!


Me afeité como todas las noches. Busqué mis maletas con el maquillaje y puse todo sobre la mesa, al lado de él, que miraba el partido de fútbol. Como si nada y en completo silencio empecé a transformar mi cara llenándola de bases, polvos, rubores, labiales, pestañas postizas, lentillas de contacto, sombras y purpurinas. Su silencio me incomodaba, y sus miradas de reojo cada tanto aún más.

La Tía empezaba a salir a la luz y por primera vez “el viejo” se enfrentaba a ella.
Vicentito mi “asistonta” llegó justo en el momento en que debía cambiarme! Saludó a papá tan maricona como de costumbre. Papá fue lo más simpático pese a estar tan poco acostumbrado a espectáculos tan “gays”.

Me encerré en la habitación, coloqué mis caderas, mis dos hermosas tetas y elegí el vestido más recatadito posible para que no se impresionara más de lo que esperábamos. Solo me faltaban los zapatos, y la peluca! 

Vicente disimulaba su gran interés por el fútbol sentado en el sillón al lado de papá. Hasta escuché que gritaron juntos un par de goles! (Vicentito cuando mira fútbol mira las piernas y los bultos de los jugadores y dice cochinadas que ésta vez supongo que le costó mucho reprimir.)

Yo bastante preocupado aun de lo que pudiera pensar o decir el viejo terminaba los últimos detalles de La Tía. Llamo el Taxi y estoy dispuesto a esperar afuera con el frío que hace pero no allí adentro con el riesgo de que mi padre dijera cualquier cosa.

Oh sorpresa!...cuando salí de la habitación, papá ya no tenía el pijama puesto. Papá se estaba poniendo su tapado y Vicente asesorándolo cuál asistente de imagen!


- Estamos listo dijo el viejo!
- Listos?...perdón, listos para que?
- Listos para ir de Putas…(dijo el Puto de Vicente)
- Cómo listos?
- Invité a tu papá para que venga con nosotras a conocer el cabaret y así ve el show de La Tía.
- MUDA.COM!!! No pude más que mirarlos sorprendido. El viejo acomodándose la corbata solo dijo:
- APUREMOS QUE EL TAXI ESTÁ EN LA PUERTA!


Papá se encargó de apagar las luces y cerrar las puertas de casa con llave mientras yo camino al taxi trataba de estrangular a mi asistente.

Ya era pasada la medianoche y yo vestido de LA TIA en el taxi camino al cabaret con mi viejo y con el idiota de Vicentito. Lo que me preocupaba ya no era que me viera vestido de mujer, sino lo que pensaría mamá cuando se enterara y lo que “las putitas” podían llegar a hacer con mi padrecito debutando en un lugar como ése. (Generalmente son los padres los que llevan a sus hijos a debutar con una Puta…No fue éste el caso!)

Cómo todas las noches me esperaban en la vereda el Oficial del Adicional de esa noche, y el Patovica de Pelotero.

Nunca me costó tanto ponerle actitud a ese momento porque ésta vez bajaba del auto con un señor que para mi desgracia nadie imaginó que era mi padre.

- Buenas Noches Tía! Dichosos los ojos que la ven. (Me dice simpático el Patovica)

- Parece que al fin encontró un viejito con plata que la mantenga. ( Me dice al oído el desubicado del oficial)

- Buenas Noches chicos, Hoy no estoy de humor, así que acortemos los saludos y nada de protocolos. (Con mi mejor cara de orto y entrando lo más rápido que pude)

Vicentito acompañó a Papá hasta el primer piso y por orden mía lo ubicó lo más lejos posible de las Putas y cerca del balcón para que mirara desde arriba mi show.

Abajo, en los camarines lo de siempre, las putitas contentas con mi presencia, la coordinadora dando los retoques al orden del show, las bailarinas empelotadas calentando sus piernas para lucirse en el caño, la música a todo volumen, el Dj (Que me lo quiero culiar hace como un año hoy se bañó y se peinó, está ré comible, pero hoy está papi en la sala y no quiero que me vea loqueando con él).


Por ser miércoles hay bastante gente. Algo así como 15 o 20 hombres que toman y charlan mientras las coperas tratan de seducirlos. Por supuesto yo merodeo todos los sectores, ésta noche con mucha calma y sin perder el control debido al motivo que ustedes ya saben que ésta allí arriba tomándose una cervecita y Oh my good!...ya tiene a la peor de las putas tan cerca queriendo hacerle pisar el palito que por un momento creo que voy a salir corriendo a buscar un cuchillo a la cocina y evitar cualquier tipo de acercamiento! Por mamáaaaaaaaa!! Jeje!!

Empieza la noche, el show de cada semana, la colegiala, la enfermera, la mucamita, la que hace topless, la que hace el desnudo total, la tímida que no se saca nada, el griterío de los tipos, los aplausos, el locutor como loco poniéndole onda a la noche y yo esperando mi salida de siempre. Ya estoy vestida y por esas cosas raras de la noche me olvido de todo por un momento y salgo como si fuera a hacer mi último show.

Recuerdo las risotadas de todos los que estaban en la sala y lo bien que me salió el monólogo esa noche. Pero me resultó curiosa una risa, una risa que yo nunca había escuchado o escuchaba poco, era la de mi viejo! Como nunca divirtiéndose con las locuras de La Tía escoltado por las putas más putas de la sala que para esa altura ya sabían que era mi viejo y no lo estaban tentando, me lo estaban cuidando.


La noche siguió como de costumbre, nada fue diferente en mi ni en nadie solo porque teníamos una visita inesperada, no nos privamos de nada y todo salió mejor de lo que esperábamos.

Me quedé casi toda la noche en el camarín mientras mandaba a Vicentito a que vigilara al viejo. Y después de mi último show subí al primer piso para cobrar y volver a casa con mis “dos caballeros de compañía” (Bueno…uno y medio, y es mucho!) El encargado de la caja mal humorado como siempre me pagaba sin demasiado entusiasmo, el bar tender y las mozas simpáticos y buena onda cuchicheaban al oído.

Parece que La Tía se va con un viejito! Debe ser un viejito con plata! Se lo merece, así le compra de todo y la mantiene! Los demás comentarios se los dejo a vuestra imaginación y no creo que sean tan diferentes a los que pudo escucharse esa noche en aquel cabaret. Vicentito para colmo de males nunca aclaró que aquel señor era mi padre, por lo tanto todo lo que se decía allí adentro corría tan rápido como la luz y cada uno sacaban sus propias conclusiones.

Acababa la noche. Debíamos sacar a papá de allí adentro. Me acerqué a él que había quedado solito al lado del balcón en una mesa observando todo lo que allí pasaba. Ya casi no había música y el DJ (Que me lo voy a culiar un día de éstos!) a los gritos me piropeaba a su estilo, como acostumbraba cada noche:

Te voy a coger perraaa!!!…Te voy a chupar todas esas tetas y te voy a hacer 7 hijos y el séptimo será lobizóoon!! Jo jo!

Papá sonreía, Vicente comía un chupetín y bailaba sin música pero era porque se estaba meando y yo, …y yo quería que la tierra me tragara. Evité contestarle al atrevido asqueroso inmundo del DJ (…mmmm, justo esa noche estaba papi, sino me lo cojo!) y le dije: Papá vamos!

Para sorpresa no estaba borracho, pero por las dudas Vicente lo tomó de un brazo y yo del otro, y bajamos los tres abrazaditos las escaleras y por suerte había un taxi en la puerta para salir rumbo a casa.


- Hasta mañana chicos!
- Hasta mañana Tía divina, la esperamos como siempre! (El patovica)
- Adiós oficial!
- Adiós Tía. Al fin no se va con un pendejo! …agrega el atrevido!
- LA TIA ES MIA Y SI NO PAGAN LO QUE CORRESPONDE POR ELLA, NO LA ENTREGO! (Le responde mi padre subiendo al taxi…)
- Aaaaaaaaaaahhh!! Me salió fiolo!! Podés creer?


Dejamos a mi asistente de camino en su casa. Llegamos al barrio, el taxista se

despidió giñándome un ojo, (No sé porqué…siempre me guiñan un ojo y los veo por el espejito!) y con papá a las seis de la mañana entrábamos por el largo pasillo interno hasta mi departamento.

Ahora, yo digo: qué necesidad tenía aquella vecina mía, la que vive al fondo del pasillo, dos puertas más allá de la mía de salir con aquel frío a buscar vaya a saber que cosa a la calle a esa hora?

Yo del brazo de mi padre, vestida con mi capa negra de cola y un vestido mini de raso rojo y los zapatos en la mano. A esa hora ya era el mono Navarro Montoya y por el dolor de pies caminaba como podía. Papá enfundado en su tapado negro y su chalina de campo, tan serio y silencioso como de costumbre. Yo caminaba a su paso. Levantamos juntos la mirada y saludamos con una sonrisa cómplice a la chusma de la vecina. Que ya tenía un buen motivo como para hablar tres meses y medio…

De “aquella puta” que apareció en el vecindario de la mano de mi viejo aquel día de invierno a las seis de la mañana!


Fue una noche más de cabaret, como todas las noches, …pero diferente! Con papá!


HISTORIAS DEL CABARET (con LA TIA)


Autor: Martin A. Bellier